La historia de Xabi Burillo: "El corazón que volvió a jugar".
Curiosa la noticia que publica hoy el periódico regional Diario de Navarra sobre la historia del jugador del Lagun Artea K.E., Xabi Burillo. Aquí os la publicamos de forma íntergra:
Eran las 10.00 de la mañana en el instituto San Miguel de Aralar de Alsasua y Xabier Burillo Mateo, de 19 años, se desplomó sobre el suelo en mitad de clase de Electricidad. Su corazón había enviado un latido más de lo habitual y había hecho que el siguiente llegara demasiado rápido. Era el 27 de noviembre de 2009. Perdió el conocimiento durante unos segundos y su amigo Mikel Saracibar le ayudó a levantarse.
A los pocos días, Xabi Burillo se hizo un electrocardiograma en el centro de salud de Etxarri y su médico de cabecera le derivó al cardiólogo el 17 de diciembre. Había visto algo. "El cardiólogo me dijo que el corazón funciona por impulsos de sangre y de electricidad y que la gente normal tiene un cable que manda señales eléctricas al corazón. La enfermedad que yo padecía es que tenía dos cables y al mandar sus impulsos a la vez, el corazón se volvía loco. Si hubiera estado jugando a fútbol, podría haber sufrido una muerte súbita".
Jugaba en el equipo de División de Honor del Lagunak y lo tuvo que dejar provisionalmente. Sus compañeros salieron con una inscripción en la camiseta: "Ánimo, Xabi". "Pero en ningún momento se me pasó por la cabeza dejarlo", cuenta. Los médicos le diagnosticaron el síndrome de Wolff Parkinson White y el 10 de febrero entró en el quirófano del Hospital de Navarra para cuatro horas de operación en las que los médicos le introducirían un catéter que llegaría de las femorales directamente al corazón. Sin cicatrices. "Había que cortar uno de esos cables y no podría realizar ningún tipo de esfuerzo físico hasta después de la operación".
Una mes más tarde, Xabier Burillo ya estaba entrenando. "Empecé a correr con pulsómetro porque me daba más seguridad. Y cuando vi que no sentía nada raro continué adelante. Siempre te da un poco de respeto la primera carrera, pero el fútbol es lo que me gusta. Si no hubiera podido jugar lo habría dejado, porque es el corazón, solo tienes uno y sin él no puedes vivir. Pero que no fuera por no haberlo intentado".
"Nos llevamos un susto enorme", recuerda de aquellos días José Javier Burillo, su padre. "Al principio pensábamos que podría tratarse de un bajón de tensión o una anemia. Pero cuando supimos de lo que se trataba, lo que más nos sorprendió es que nunca le hubieran hecho un electrocardiograma en la federación. Es triste y debería ser obligatorio, para que ningún chaval corra un riesgo innecesario".
"Mi enfermedad se podía predecir", añade su hijo. "No hubiera costado nada que en la federación me hubieran hecho un electro. Un caso como el mío se detecta rápido y se podrían evitar muchos sustos. Cuando veo los casos más recientes pienso, ¿y si me hubiera pasado a mí?".
Xabier Burillo volvió a los terrenos de juego en la antepenúltima jornada del curso pasado. Ahora sigue con sus estudios de Grado Superior de Mantenimiento Industrial en Alsasua y hace vida normal. Vive en Lakuntza y después de dos años en Lagunak ha fichado por el Lagun Artea de Tercera División, donde hasta ahora no había disputado más de cuarenta minutos. El domingo jugó en el mediocentro su primer partido como titular. "Ningún equipo me había visto jugar y el Lagun Artea apostó por mí porque era del pueblo. Al haber subido a Tercera, era una buena opción para poder destacar". Su corazón ya late como nuevo.