Una salvación milagrosa.

16.11.2010 10:00

Espeluznante el relato de la noticia publicada en el día de hoy por el periodico regional Diario de Navarra sobre lo sucedido este fin de semana en el campo de fútbol de hierba artificial de la Universidad Pública de Navarra.

Aquí os ponemos la noticia:

Un jugador juvenil del San Ignacio, puede decir que ha vuelto a nacer. Y debe darle las gracias a media docena de ángeles de la guarda que le salvaron la vida. Ocurrió en el partido que disputaban en la UPNA ante el Beriáin. Eran cerca de las siete de la tarde cuando el futbolista, tras chocar violentamente contra el portero en un balón dividido, cayó de bruces al césped quedando inconsciente y con convulsiones. Fue ahí cuando comenzó su pequeño milagro.

Primero Asier Urra Reguero, defensa central del equipo rival, de 16 años y estudiante de Electromecánica, se lanzó sobre él para tratar de que no se asfixiara. Después Josetxo Ruiz, farmacéutico de profesión en Ituren, y Valentín Basterra, un ingeniero con conocimientos de primeros auxilios, los dos padres de jugadores del San Ignacio que estaban viendo el partido, corrieron hacia él desde la banda y trataron de reanimarle. Ruiz le sacó la lengua entre borbotones de sangre y Basterra le recostó de medio lado y le sujetó la cabeza mientras le hablaba en todo momento.

Entre estertores y boqueos del herido llegó Alberto Rípodas, el entrenador del Beriáin, que sacó el tubo de Guedel de su botiquín, una cánula de plástico que se utiliza para evitar la obstrucción de aire, y se lo colocó en la boca al ver que a sus compañeros de salvamento se les resbalaba de las manos por la mucha sangre vertida. Por suerte había aprendido a utilizarlo en una clase del curso de entrenadores y lo empleó tras unos instantes de vacilación al no saber qué sería mejor.

Por último, el padre del accidentado, Gabriel O. junto a Martín Corera, otro padre espectador, corrieron a buscar a Javier Aquerreta, el médico del San Antonio, que casualmente se encontraba en el Pabellón Universitario siguiendo el partido del equipo de balonmano. El doctor, junto a una ambulancia desplazada allí, comprobó que el joven reaccionaba correctamente y era subido al vehículo de emergencias para ser trasladado al hospital. Allí, y tras un minucioso escáner, los médicos descartaron cualquier patología y el joven pudo regresar a su domicilio felizmente hacia medianoche. Como recuerdo físico se llevó un buen puñado de puntos en su labio por el golpe.

Entre medio quedó un partido de segunda juvenil que finalizó con empate a uno y que nadie olvidará. Tampoco el colegiado del duelo, Fernando Parra, que vio todo en primera línea y que puede dar fe de la rauda actuación de unos y otros.


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